jueves, 14 de marzo de 2013

Miguel Ángel Curiel


Poesía, belleza de  lo simple.
Algo muy leve sosteniendo el mundo

Miguel Ángel Curiel

O próximo luns, 18  de marzo, o poeta Miguel Ángel Curiel visitará o noso centro para compartir a súa experiencia poética  con alumnos e profesores.  Deixámosvos algúns versos deste singular poeta.


 Sabinas
¿Qué otro árbol podría agarrarse de esa
manera al sol y al viento? ¿Te has agarrado así
alguna vez a la vida?


Un puente
Tiembla un puente.
Como tú.
Tiembla
y nunca se parte.
Debemos temblar
para no rompernos.
Ser más allá

de nosotros.


Olas
Contar olas
hasta que
ya no tenga
sentido
contarlas.
¿Para qué
las contabas?
Para ser ellas
y no ser en mí.

 La muerte
tira así de nosotros.
No quiere que se rompa
el sedal de la vida.



Trampolin
 A lo lejos cae un paracaidista.
Si mis palabras
cayeran así.
Belleza de lo simple.
Una tela leve
sosteniendo un cuerpo.

Que la poesía fuera eso.
Algo muy leve
sosteniendo el mundo.


Unos ojos
Ojos cerrados
al sol.
Nunca he
podido
hablar con
los ojos cerrados
En los párpados
la incandescencia
del mundo.



La sal
Mezcla sal
y azúcar.
Tu silencio
con el de la montaña.
¿Quién puede
separar
la sal
del azúcar?


 Sumergidos

 El ruido del agua. ¿Y de qué hablaría un libro con ese título? Me he imaginado a dos amantes que se sumergen e intentan hablar debajo del agua. Los ojos muy abiertos, como si intentaran respirar con ellos todo el aire que tomaron antes de sumergirse. Burbujas que encierran palabras de amor cuando ya no queda aire. Los ojos se abren aún más e intentan respirar lo que ven.¿Qué pueden decirse sumergidos, agarrados el uno al otro para no ascender a la superficie?Intuyo lo que podrían decirse, sólo lo intuyo, pero jamás lo sabré verdaderamente.Cadenillas de burbujas que se rompen en el aire. Esas palabras de los sumergidos eran sólo aire, transparencia, vacío del amor. Ni siquiera yo he podido iluminar con mis palabras una pequeña habitación oscura, pero los sumergidos sí han iluminado de silencio el agua. Ahora emergen y vuelven a tomar una gran bocanada de aire nuevo. El libro entonces debería titularse Los sumergidos. Sólo debajo del agua pueden decirse lo que no son capaces de decirse fuera.

Gravados de Miguel Ángel Curiel



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